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Pá, tengo un problema: me gustan las chicas y los chicos", dice que le confesó. David C. (18 años), recién llegaba a su casa en Caballito. Había estado en "la Plop", una fiesta que organizan en el Teatro Fénix en Flores, al que las nuevas tribus urbanas suelen ir los viernes y sábados. Es la última "onda".
Cuenta que esa noche se "chapó" a tres mujeres y a dos varones. "No fue la primera vez, pero fue récord", bromea. Y vuelve: "¿Qué me dijo mi papá? Se quedó callado. Se lo fue a contar a mi mamá y no me hablaron por una semana. Después, me dijeron que si a mí me hacía feliz, estaba todo bien". David es uno de los tantos adolescentes de las nuevas tribus urbanas de entre 14 y 18 de años de la "Generación B", que se define como bisexual o que admite que "le da lo mismo, que besa o 'curte' con la persona que le atrae sin importar su sexo". Clarín lo comprobó charlando con chicos floggers y recorriendo los boliches gay friendly y otros igualmente permisivos, donde -dicen- experimentan esa curiosidad que sienten por tener relaciones sexuales con una persona del mismo sexo y del opuesto.
MI OPINION: nO mE PARECeeeee...tu sexualidad no la mescles con tu identificación con alguna tribu....
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